

Más allá de los excesos y avasallamientos futboleros, en los que puede caer, cualquiera de las barras bravas de ambos países, la inmensa, aplastante mayoría de ciudadanos argentinos y uruguayos, como creo no exista igual en el mundo, nos hemos dado un estilo de convivencia donde reina la fraternidad y el entendimiento.
Nada más, pero nada menos que por eso, ambos pueblos deberemos actuar con inteligencia y honrar el antecedente, preservando esa fraternidad, ese entendimiento.
Alguien dijo por allí hace poco, algo similar a lo que quiero proponer en esta columna de hoy: el relacionamiento de nuestros pueblos (el argentino y el uruguayo), es demasiado importante como para dejarlo solamente a cargo de los políticos.
Todas las estructuras sociales de ambos países, debemos ponernos a trabajar de inmediato para restaurar, para subsanar, para recomponer, para proyectar, para seguir viviendo sin sobresaltos, sin temores, sin cortes en los puentes, pero tampoco en los díalogos, en los acuerdos, en los negocios, en definitiva, en la vida.
Y esta actividad, el turismo y todos los sectores conexos, es de las primeras que debe hacerlo y no estoy hablando solamente del Ministerio ni de las direcciones municipales como autoridades estatales, que deberán hacer lo suyo también, sino fundamentalmente de la actividad privada.
Las cámaras, las asociaciones, los gremios,de este lado del río, todos, debemos comenzar a procurar retornar o iniciar (según sea cada caso),el diálogo con su contraparte argentina.
AUDAVI, AHRU, CIHTU, ANETRA, ASARA, en definitiva, la Cámara Uruguaya de Turismo y todas las demás, inclusive nosotros, los periodistas de turismo, deberemos ponernos a la altura de las cirscunstancias. Nos vemos.

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