LA PALOMA | GASTÓN PÉRGOLA
Las noches (y madrugadas) en La Paloma volvieron a ser más tranquilas. El malón de jóvenes que años atrás desfilaba por la avenida principal sin horario ni rumbo ya no se ve. Los comerciantes, ahora, se lamentan de haber perdido a este público.
"Yo entiendo que (los jóvenes) son difíciles de controlar, pero habría que haber sido un poco más medido en las decisiones que se tomaron acá en estos años. No era necesario haberlos corrido así como se los corrió. Hoy se los necesita, al menos yo los necesito", dijo con resignación uno de los tantos comerciantes que trabaja en el balneario, y que comparte esa misma sensación con el resto de sus colegas, tras la primera quincena de enero.
Los controles y exigencias a los boliches (como no pasar música luego de las 7 de la mañana), las zonas de exclusión a los lugares bailables y las demoras en la licitación para instalar nuevos locales, entre otros motivos, forman parte de esa corrida de jóvenes hacia otros balnearios, según los comerciantes consultados.
Hoy la discusión sobre qué hacer con la muchachada quedó atrás en La Paloma y la realidad, ahora, parece una contradicción, ya que sólo se escuchan lamentos, quejas y molestias por la pérdida de este público, que migró hacia Punta del Diablo, Santa Teresa y algunos balnearios de Maldonado.
El fin de semana, a la madrugada, en la avenida principal de La Paloma se veían muy pocos jóvenes. La tranquilidad del lugar hizo que, sobre las 2 de la madrugada, uno de los locales de comida, Pizza Manía, ya empezara a bajar la cortina.
"Esto es una muerte. En otros años, hasta las 6 de la mañana era imposible cerrar por la cantidad de jóvenes que venían. Ahora, si no cerramos es todo pérdida", dice su dueño.
No sólo gran parte de los comerciantes gastronómicos que están apostados sobre la avenida principal del balneario muestran su decepción por la ausencia masiva de jóvenes durante esta temporada (que aseguran fue "peor" que la pasada), sino también desde distintos rubros se quejan.
Quioscos, panaderías, carnicería, supermercados, taxímetros y estaciones de servicio, son algunos de los sectores que también lamentan la merma de actividad; algunos vendiendo hasta un 50% menos que en veranos anteriores.
"La cantidad de barras de gurises que pasaban por acá antes de ir al baile, a comprar chicles y cigarros, ya no la veo más, desgraciadamente. Pero mira que no soy el único que me quejo. La Paloma perdió muchísimo con la fuga de chiquilines para otros lados", comentó Miguel Píriz, sentado sobre una reposera a las 4 de la mañana, al costado de su quiosco, El Dorado, en pleno centro de La Paloma. Antes, asegura, era imposible encontrarlo así.
"A esta hora pero hace dos años no podíamos salir del quiosco ni para ir al baño. Era impresionante el movimiento. Recién a esta hora estaba saliendo la gurisada para el boliche. No entiendo por qué los corrieron. Yo con el esfuerzo de la temporada vivía tranquilo el resto del año. Pero ahora de verdad se me complicó", contó Píriz, que, por costumbre, sigue abriendo las 24 horas del día, aunque sus ventas hayan bajado casi un 50%.
Esos jóvenes que antes venían al balneario, según Píriz, llegaban con $ 8.000 o $ 10.000. "Y generalmente lo dejaba todo en el balneario; se los gastaban en 10 días. Mirá si no se va a sentir la ausencia de ellos. No seas malo", tiró.
El dueño de Pizza Manía, Tabaré Veiga, también se lamenta. "Esta temporada vendemos en tres días lo que hace un par de veranos vendíamos en uno solo. Los gurises consumen. Ellos se la gastan toda. Cuando vienen en familia la mujer cocina, es otra cosa", afirmó.
Uno de los problemas que tuvo el balneario, a criterio Veiga es que no se ha trabajado en equipo para definir entre todo el tipo de turismo que debe ofrecer el balneario.
"Nadie ha sabido definir qué clase de turismo queremos. Y cómo crecer. Hay quienes están conformes con que esto se tranquilizara y hoy no haya tantos jóvenes. He integrado comisiones de vecinos y comerciantes pero me di cuenta que no tienen una visión amplia del asunto. Son, en su mayoría, jubilados que defienden su chacrita, tienen un hotelito y no quieren relajo. O sólo viven en la zona y no quieren que en verano vengan jóvenes a romper con su tranquilidad. Pero eso no es mirar para el crecimiento de todos. Se debió haber conjugado todo y no ser tan radicales sacando a la gurisada. Me parece que acá mucha gente toma resoluciones sin medir las necesidades de todos", remató.
A contra corriente de este sentir, desde la Comisión de Fomento de La Paloma están convencidos de que el "ruido y el bochinche" no debe ser parte del balneario.
"Por suerte La Paloma está cambiando otra vez el perfil del público. Los jóvenes se han ido y hoy está volviendo la familia; eso es positivo. La gente que busca confort y tranquilidad no estaba contenta con el arrase de los jóvenes por las playas", expresó el vicepresidente de la comisión y dueño de uno de los hoteles del balneario, Juan Acosta.
Consultado sobre la queja de algunos comerciantes, Acosta afirmó que es imposible encontrar conformidad en todos.
Las voces discordantes con la medida
"Corrieron a los jóvenes"
dueño de local de comidas
Creo que en vez de aplicar normas para contener y controlar la movida de los jóvenes lo que terminaron haciendo fue correrlos de acá.No se pensó en conjunto. Hubo gente que defendió su chacrita y miró lo suyo, en vez de buscar una medida más equilibrada.
"Es muy difícil traerlos"
jorge Flachussis, dueño de pogo
Cuando una movida se corre es muy difícil volverla a traer. Nosotros tuvimos acá a toda la juventud, y no los cuidamos, les bajábamos todos los años el horario de la música, le poníamos zona de exclusión. Se fueron yendo. Hoy mucha gente trabajadora se está lamentando.
"Hay que ser inteligentes"
dueño del quiosco el dorado
La Paloma perdió muchísimo con la ida masiva de jóvenes; nosotros vivimos de esto y los necestiamos. Hoy la juventud está flotando. Aquel que sepa cómo armarles un lugar para tenerlos entretenidos y sin molestar mucho van a tener éxito. Eso es lo más inteligente, no echarlos.
"Una medida drástica"
taxista de la paloma
La noche ahora en La Paloma es muy tranquila. Antes nos movíamos lindo. Teníamos mucho trabajo. Estábamos casi sin parar llevando y trayendo jóvenes de un lado para el otro. Arman relajo pero no es para tanto. Creo que se fue muy drástico con sacarlos así del balneario.
El País Digital
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