LA COMPETENCIA es buena, nos inspira a superar nuestras propias metas, a hacer el esfuerzo por mejorar lo que día a día damos de nosotros mismos, en todos los órdenes de la vida. El fair play o juego limpio basado en los valores que traemos de nuestra cuna, es lo que debe regir nuestros actos.
Esto debería ocurrir en todos los órdenes de la vida de las personas, se tenga el trabajo que se tenga, desde el abogado o arquitecto hasta el de zapatero o plomero, o desde el informativista o periodista hasta el político o gobernante.
Si hay cosas que no nos gustan, trabajemos, luchemos por cambiarlo, demos siempre nuestro mejor esfuerzo, sin agraviar ni agredir a los demás, con humildad y tolerancia, porque después de todo, uno no tiene por qué tener siempre la razón ni la verdad de las cosas. A veces la razón o la verdad la puede tener otra persona, y hay que saber reconocerlo a tiempo y no enfrascarnos en una negativa permanente y tozuda con algunas dosis de soberbia que no hace otra cosa que degradarnos como seres humanos y como integrantes de una comunidad.
Como aquel breve cuento que hace tiempo nos contaron, cuando un soberbio y tozudo pariente se metió en una autopista a contramano y por la radio se advierte a todos los demás conductores que tuvieran cuidado, que había un loco en la autopista a contramano, y tras escuchar ese mensaje radial, el que iba a contramano del resto alcanza a decir, "¿uno? Cientos…!!"
Cuando lamentablemente escuchamos insultos de un gobernante a candidatos ya no solo de otro partido político sino que los mismos también son dirigidos a los de su propia fuerza política, llegamos a la conclusión que se terminó una etapa, pues la convivencia democrática ya se torna inviable desde todo punto de vista.
Nunca los insultos pueden suplir a los argumentos, ni la soberbia ser preferida al dialogo. Siempre hemos pensado que de la grandes diferencias pueden surgir las mejores coincidencias, claro, siempre y cuando exista la voluntad de llevar adelante un dialogo maduro que en verdad busque algún entendimiento con aquellos que piensan distinto.
¿Hace cuánto que en nuestro país no vemos que se pongan de acuerdo en algo realmente importante? Y no me refiero a ponerse de acuerdo en cuántos cargos le tocan a cada uno, sino al desarrollo de políticas que beneficien a la gente.
La sociedad observa a sus referentes políticos pelearse e insultarse en plena campaña electoral, ese es el reflejo o modelo que tienen de aquellos que deben dar el ejemplo, y la gente comienza a preguntarse, "si ellos lo hacen y está bien, ¿por qué yo no voy a poder pelearme con mis vecinos de la misma manera si yo y solo yo tengo razón?"
"¿Uno? Cientos…!!"
Y al final todos terminamos en esa dinámica del enfrentamiento y la fractura social porque eso es lo que vemos y mamamos por los medios de comunicación, que de lo único que pueden ser responsables es de mostrar lo que nos está pasando. Los medios de comunicación nada inventan, solo muestran al resto de la sociedad lo que sucede, y entonces uno termina yendo a votar pensando que de última votará lo menos malo dentro de las distintas opciones que se nos presentan en el amplio abanico de candidaturas.
Por eso lo del principio, la competencia es buena siempre y cuando compitamos en mejorar nuestras propuestas y discursos y no intentando emparejar a la baja, dando el grito más estridente o realizando un discurso con mayores insultos y lugares comunes.
"Si me hablan de corrupción le saco el prontuario de secuestros y asesinatos", esto es lo más chiquito que se ha escuchado en lo que va de campaña. Está claro que así no solo que no se construye un país, sino que además se hipoteca el futuro de nuestros hijos.
("Apuntes en Borrador" se publica los Lunes en diario "El Pueblo")
Yo agrego:
Es lamentable que uno tenga que bajar de nivel para hacerse entender, eso es exactamente lo que le pasó al Dr. Lacalle cuando debió advertir que si a él lo tratan de corrupto, primero hay que mirarse a un espejo, porque hay que también asumir lo que uno fue en el pasado: guerrillero, secuestrador y asesino?, el hecho de ponerlo en tela de juicio ya me advierte de posibles valores truncos.
Pero, el Dr. Lacalle no tuvo mas remedio que bajar de nivel, a ver si se le podía entender.
Como dijo Whitman:
"Es imposible refutar a un ignorante"
Recuerde eso Dr. Lacalle, para no caer en trancadillas....
consejo de Virginia Rosete
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